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228 LA BELLAEASO d<;>; no lo conseguirían. Al extranjero le pediría los dones de que, según dicen, abunda: la visión expe– rimental de las cosas, el espíritu práctico y realista el arte de exorcizar quimeras. La obra euzkadian~ pertenece al número de las que concibe la juven– tud y la edad madura ejecuta. Estaba resuelto á vol– ver del destierro entusiasta y juicioso. Concluyeron los vuelos por las regiones etéreas de Euzkadi· ahora importaba asentar prosaicamente los pies e~ la tierra secular de Euskal-Erria ..... La voz del criado le interrumpió las meditacio– nes. Maquinalmente tomó el billete y el talón. -El dinero francés, señorito, va dentro del por– tamonedas. Luis tenía el aspecto de un sonámbulo. El criado le agarró del brazo y le llevó al andén. La locomo– tora, enganchada al convoy, hacía vibrar la marque– sina á fuerza de resoplidos. El criado buscó un com– partimiento sin gente, y metió á Luis; sonaba ya el pito de salida. - Buen viaje!-gritó cerrando de golpe la por– tezuela. Luis, en un ángulo del vagón, pegaclala cara al respaldo, no contestó. Su cuerpo · trepidaba cual si le agitase el vapor de ia locomotora. IV La mañana, luminosa y tibia, dirigía una invitación á salir de casa. Asíes que fueron muchos los desocu– pados que acudieron al puerto para comprobar si los últimos rumores de la víspera eran verídicos. Por ignorar la hora del "suceso,, se entretenían en pa– searse bajo los cuadrados soportales, curioseando la vida del muelle: carga y descarga de buques, rodar de camiones y carretas abarrotados de carbón, ir y

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