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A. CAMPIÓN 227 pretexto p;:irasacarle del sitio peligroso. Humillado por la sospecha, apretó las manos de sus amigos. -Volveré apenas pueda- dijo, sin poder repri– mir un sollozo. Joaquín Azpiazu le abrazó tiernamente y le habló á media voz. - En buena te has metido y nos has metido. En la estación le esperaba un criado de casa que le entregó una carta y un portamonedas. -Voy á tomar el billete y á facturar el equipaje del señorito. - Para dónde?- preguntó Luis, cuya sorpresa se convirtió en asombro. -Para Bayona. Luis se fué á lo largo de la galería exterior, jun– to al despacho de equip¡:¡jes, casi solitario entonces, y á la luz de un reverbero se puso á leer la carta. -"Luis, mañana tomarás en Bayona el primer tren á Burdeos, donde esperarás mis Mdenes. Tu pro– ceder insensato nos produce un gravísimo disgusto. A mí me obligas á humillarme. La boda de tu po– bre hermana Luz se ha roto. Acaba de recibir una carta, muy digna en medio de todo, por la que Se– bastiánde Elkano, bajo la presión del espíritu de cuerpo, rompe sus relaciones. Mi exasperación se iguala á mi pena. Puesto que tu palabra es docu– mentosin valor, adopto medidas radicales. Perma– necerás en el extranjero mientras no te cures de tu demencia.Si quebrantas el destierro que te impon– go y pisoteas mi autoridad paterna, será porque re– nuncias al pequeño cariño que aun te profesa tu padre.,, Luis se tambaleó cual si hubiese recibido un gol– pe sobre la cabeza: Se Je enmarañaron las ideas. Poco á poco se ordenó el caos y pudo discurrir con claridad. Buscaban los de su casa el modo de que olvidase á Euzkadi, desarraigándole del país ama-