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A. CAMPIÓN 205 mismacayóen la cuenta del por qué estaba presen– te,y dijo: -Ya le he dao el encardo de usted; agradesida, muy agradesida..... Pensará, eh? pronto pensará. Antesquiere que usted se vaigadonde la cosinera y donde la segunda donsella y les pregunte; ya le diránaquéllas too, sin mentir. La misma Tomasha conel lápis ha escribido señas y nombres. Lajumera tomó el papelito, y después de mirar la letra, que no era mala, se lo guardó en el bolsillo. Le pareció que las cosas no presentaban mal cariz. Procuró cerciorarse algo más de ello, por medio de alguna.pregunta. -Señora Josefa, usted, conocedora de su hija, vistala cara que puso, dígame, puedo esperar que me quiera? -Hombre, eso ella lo dirá. -Sí, sí, ella me lo dirá; pero usted, acaso, de an- temanolo ha conocido. La andre se echó á reir. -Pa casar no se nesesita querer, hombre! Usted se piensa que cuando Martín é yo nos casemos, nos queríamos? Yo me paresia bien á él, él á mí.... que– rer ahora, ahora..... Primero, mirando si conviene: el cariño se nase luego..... Bah! no palta con los buenos tratos, no! Con estas sencillas frases expuso andre Joshepa su concepto del matrimonio, tal como lo entiende la clase labradora baska, inmune 'á los apasiona– mientosrománticos. En otras circunstancias habría– la motejado acremente Lajumera de ruin, tomando de aquí pretexto para atacar al matrimonio, contra– to de compra-venta santificado por la Iglesia. Se despidiócontento; latía vigorosa su esperanza. El mentísgallardo de Tomasha al rumor público, in– ducíaleá remar contra la corriente calumniosa y á creer que la muchacha era víctima de apariencias,
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