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200 LA BELLAEASO - Tú misma, en sueños, me descubriste el secreto -Y has permanecido callado? sin manifestar pe~ na ni rabia? sin dirigirme una pregunta en averigüa– ción de pormenores? Ni te ocurrió buscar el con– suelo de condolerte conmigo á una de nuestra des– gracia? ni te importó averiguar el nombre del se– ductor? ni..... Martín cortó la retahíla de preguntas, al parecer inacabable, articulando la suya, la que le subía de las mismas entrañas, por medio de una frase hecha en castellano, pero tan habitual que los labios no se dan cuenta del trueque de idiomas. -Pa qué? La vehemencia de andre Joshepa se apaciguóde súbito, vencida por la serena conformidad que el alma baska presta á lo irremediable. IV Lajumera no fué al taller. Avisó con un compa– ñero y se encerró en el cuarto, bajo pretexto qe en– fermedad. Necesitaba estar solo para reflexionar so– bre el pro y el contra de la aventura que pretendía correr. A menudo, en tono de broma, había insi– ·nuado á la andre el proyecto de casarse con To– masha: proyecto halagüeño; dictado por el gusto y la conveniencia; proyecto que le proporcionaba, á una, mujer guapa y dote; pero proyecto imposibleó poco menos, salvo el acaecimiento imprevisto de sucesos favorables. bstos sobrevenían de improv:so: la muerte de Guzirako, escandalosamente referida. .Fuere ó no cierta la noticia en todos sus ápices, desfigurárela ó · :l!,Q la exageración, el descrédito de Tomasha era ·¡,n~lµdible.Las apariencias engañan, pero la verdad áp~i e.nte, en suma, es una verdad. Tomasha 'y los •\ \\. \\·.\ .. ,. ¡\ . ~ ~ J ,.

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