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190 LA BELLAEASO la hora de la compra, ocasión de hablar con los pa– naderos, taberneros y carniceros, las cocineras pa– rroquianas de los puestos y las caseras: la red, por tanto, se extendía sobre la ciudad y su comarca. La breve y expresiva gacetilla, enjaretada en la última hor~,.particip.andoel fallecimientodel popu– lar y prest1g1oso ernko-sheme D. Juan Bautistade lrigoyen, arrebatado al progreso y engrandecimien– to de su querida ciudad natal por una traidora do– lencia, marcó la pauta á las conversaciones. Muchas personas compraron todos los periódicos, á cazade pormenores; los diarios clericales, mal informados "como de costumbre,,, no traían nada; los otros, el hecho escueto, los elogios de cajón. El Eco de Gui– púzcoa, muy lacrimoso, anunciaba un extraordina– rio, redactado por las mejores plumas de Jayápolis, "para honrar y ·enaltecer la memoria de aquel mo– delo de honradez y laboriosidad, que en vidas·e lla– mó D. Juan Bautista de Irigoyen, el de las fecun– das iniciativas, el verd·adero representative man de su pueblo,,. Consignaba el pormenor, aun inédito, de haber fallecido á consecuencia de una anginade pecho, según certificación del médico que desde años atrás le asistía. .La repentinidad del caso suee– ria los comentarios de rúbrica:-"Parece mentira! Ayer pasó por aquí delante, tan guapo, tarareando!,, -"Yo le hablé en el Bule; estuvimos de gran bro– ma, por cierto.,,-"Estos últimos tiempos andaba alicaído. Hombre que trabajó mucho, y que ade– más no se cortó la coleta nunca..... Muy aficionado, je, je.....,, Salir á sus quehaceres los domésticos que ser– vían en las habitaciones de la casa mortuoria, y co– menzar á divulgarse las "noticias de buena tinta,,, fué todo uno. A la versión de primerísima hora le substituyeron otras menos inocentes. Poco tarda– ron en persuadirá Jayápolis que Guzirako había

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