BCC00R49-5-16-1700000000000000410
184 LA BELLAEASO que el chirrido de una llave que da dos vueltas rá– pidas. Guzirako empujó. Lejos de abrirse, la puer– ta resistía. -Qué has hecho, mujer? -Serrar!-replicó Tomasha.-Cómo quiere us- ted que me abra cuando se andan los ladrones por los pasos? Tornó á crujir la cama con el peso del cuerpo. Guzirako pensó que Tomasha tenía ganas de chan– cearse. -Abre pronto; hase frío aquí; estoy medio des– nudo; la chansa es pesada. Abre, abre! La respuesta á estos imperativos consistíaen car– cajadas burlonas, cada vez más sonoras. Tomasha pretendía ser oída? Guzirako forcejeó inútilmente. Estaba chasqueado! -Ah, bribona!-exclamó furioso, tomando el ca– mino de su alcoba. Desandaba, á tientas, el camino. De repente experimentó un miedo loco, sin causa ni motivo, una fobia inexplicable del silencio y de la oscuridad, acompañada de tremenda angustia. Retrocedió hacia el cuarto de Tomasha, titubeando como un borracho, espantado de su propio miedo. -Qué me ocurre?-se preguntó, mientras la mano con sus dedos trémulos extendía las gotitas de sudor sobre la frente. - Tomasha, ábreme! Creo que me pongo enfer– mo..... nesesito que alguna persona me acompañeá mi cuarto..... · Repitiéronse el crujido de la cama y el movi– miento de aproximación hacia la puerta. -¡Por Dios, Tomasha! me siento enfermo, pero muy enfermo! Tomasha aplicó su boca al agujero de la llave y contestó, cantando á media voz:
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz