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A. CAMPIÓN 179 diabley envidiada, pero no virgen de huella con– quistadora.Al peinarse las rizosas canas ante el es– pejito del tocador se las acarició suavemente:– "Vosotrasseréis las últimas que eche al aire! Des– pués, vidaeremítica, á lo San Antonio, pero singo– rrino. Las postreras gallardías me abrirán la puerta de la higiene severa. Serraré con llave de oro la puertadel plaser.,,-Y se complació recordando y adivinandolas buenas partes de Tomasha.- "A ésta le he de arreglar la mejor boda, y me daré de baja asimismoen mi agensia matrimonial. Apuntaré en Ja listade mis favorecidos una nueva familia, á mí deudorade su ventura.,, El azar renovaba impen– sadamente anejas combinaciones: Raimundo volvía á ser su "introductor de embajadores,,, según la chistosafrase de la Egilaz, que tanta risa le produ– jo. Raimundo!no le fuese á desbaratar la "última campaña,,,provocando la fuga de la hermosa. Gu– zirako, por evitarlo, tomó la pluma y escribió la si– guientecarta: "Mi querido ·Raimundo. Sin saber, lo ha acertado usted. No me conviene, hasta nuevo aviso y bajo ningún pretexto, visite esta casa que continúasiendo suya. Aclaraciones, otro día. Lugar de nuestras entrevistas, el Casino. Le consta que necesitode usted para mis proyectos. Su afectísimo amigo, Juan B. Irigoyen.,, Hablando con él lo– graría poner en claro las circunstancias del suceso misterioso.Sabía que su berlina sirvió para condu– cirá la "bella,, á una casa donde se mudó de ropa, y que en ese episodio intervino Raimundo. Ah, tu– nante! entonces habría logrado sus deseos, muy transparentes durante 12 cena en Alaitasuna. Pie– rre el cochero, por quien conoció estos pormeno– res, guardó herméticamente el secreto respecto á la casa, á la hora, á las idas y vueltas..... ¡milagros de una liberal propina! Guzirako inició la conquista de Tomasha hacién-