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A. CAMPIÓN 159 Los murmullos aprobatorios unánimes afirmaron que el problema estaba resuelto.-" El huevo de Colón!,,-exclamó D. Víctor, resumiendo en breví– simafrase el común sentir de la tertulia. Languidecióel diálogo, y en menos de media ho– ra se reticó todo el mundo. D. Víctor desdobló La Epoca, después de sentar– se junto á la chimenea. j ulia y Luz, del brazo, pa– seándosepor la sala conversaban sobre la anima– cióndel ji.ve o' clock, el selecto concurso de perso– nas, la "sensacional,, presencia de la Gali-Sancho, JaZubiaur y la Torrej auregi, y la visita de la gober– nadora y la generala. Reíanse y tarareaban couplets zarzueleros,sin parar mientes en el aire sombrío y pensativo de su padre, engolfado en la lectura del largo suelto donde el periódico conservador lata– menteexaminaba las candidaturas á la alcaldía de Jayápolis, y descartaba la de D. Víctor "por ra– zonesde altísima prudencia política,,, pero dejando á salvo la absoluta honorabilidad del candidato, cu– ya nueva evolución robustecía al partido en la pro– vincia de Gipuzkoa, y hubiera merecido, de ser normaleslas circunstancias, á guisa de dulces de la boda,la vara de alcalde. Los desastres recientes pe– dían á toda costa robustecer la vida nacional, locali– zadaen sus órganos centrales, apartándose de gi– rondinismos anacrónicos, y no se observaría esta indicación capital entregando la presidencia del ayuntamiento de una ciudad fronteriza y sita en provinciade tradiciones y aspiraciones forales, al padre del más activo, inteligente y entusiasta labo– rante separatista gipuzkoano. Aunque en tesis abso– luta no cabe absolver á los padres de las opiniones pecaminosasque los hijos profesan, supuestos los antecedentesdel caso, podría descartarse la respon– sabilidaddel candidato, de no oponerse á ello las exigenciasde gobierno, cuyos oídos han de percibir

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