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A. CAMPIÓN 151 -Los nuestros la corren, pero después les sale Ja muela del juicio! . - Los franceses casaos ya, aun son peores que antes: ¡como ellas, por supuesto! -Las muchachas alegres de por aquí son desin– teresadas..... Las de allende el Pirineo sólo piensan en el lujo y la buena vida. En un santiamén se co– men una fortuna. -Basta ver á las actrices: cómo se visten! Dan el tono, la moda. -Allá, en París, las casas de telas, las modistas, las joyerías, los restaurants, subvencionan á las demi-mondaines para que hagan gasto á costa de los bobos que se dejan exp lotar . -Mujeres feas, si va usted á ver! Pasaderas por su elegancia y el tinte y los cosméticos. -Aquello está podrido . .. -Aquí hay más decencia, más dignidad, más no– bleza: si descorteza usted á un chulo sale el ca– ballero. -Aquí no miramos al coste de un regalo para agradecer lo. · - La amabilidad de los franceses es ficticia; ape– nas acaban de sacarle á usted los cuartos se vuel– ven groseros. Las frases cortas se cruzaban como las espadas en riña, respondiéndose unas á otra~ en el vivo diálogo sostenido por todos los tertulianos, acen– tuándose la galofobia, de ordinario latente, hija del atavismo histórico, de la posición fronteriza de Easo, de la antipatía á Arcachón y Biarritz, las eternas ri– vales. D.ª Ambrosia, inmóvil, irradiando reflejos de seda, azabaches y brillantes, enarcaba las cejas, me– neaba la cabeza, ensanchaba los ojos:-"Ha visto usté?,,-preguntó colándose por un momentáneo silencio. Miradas burlonas é imperceptibles tactos de codo

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