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156 LA BELLA EAS0 tos de ella la noticia de la prensa extranjera sobre el matrimonio de uno de los más linajudos v autén– ticos duques franceses, con miss Yonatham; la hija del "rey de los chanclos y suelas impermeables . Doscientos millones de dote; lista maravillosa d'e regalos, por competencia entre las más opulentas familias de la "quinta avenida,,; fea y excéntrica la novia; más famoso el novio por sus queridas, ele– gante vestir, cuadra de carreras, "puestas,, en la ru– leta y cifra de las deudas, amortizable con el próxi– mo casamien to, que no Rodolfo el tartamudo, su– puesto fundador del linaje ducal, por sus hazañas en la defensa de Laodicea , eran otras circunstan– cias que ofrecían ancho margen á los comentarios. La tertulia, disueltos los corros particulares, discu– tía animadamente, en corro general, un punto que atañía al patriotismo y á la honrilla española, nun– ca más quisquillosos que á raíz del desastre: ¿por qué las riquísimas americanas, las princesas de los trusts, no buscaban novio entre los aristócratas es– paño les? -Por qué-tradujo en términos comerciales el banquero Mendiluze, · padre de Caralampia, - por qué nuestros rancios pergaminos no se cotizan en Nueva York? por qué no se exportan nuestros du– ques, condes y marqueses? En todos los órdenes de la vida e l extranjero nos humilla! Problema arduo, misterioso, inconcebible, inve– rosímil... .. Las muchachas fueron pasando revista á los nombres y pe rsonas del "zaguanete de alabar– deros,, que durante el verano hacen el amor á las bilbaínas ricas. El parecer de las muchachas era unánime; ellas, en el caso de las neoyorquinas pre– ferirían á los españoles. -Son más sa laos!- dijo Matilde Balda. -Esos franceses son tan fatuos, tan pretenciosos! - Y unos perdidos de primera .....