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A. CAMPIÓN 153 camisetade pana gris perla muy suave, y por enci– maun bolero hecho de cuentas de azabache, enhe– bradasen finísimos alamares que formaban una es– peciede enrejado; las man~as del bolero estaban substituidaspor otras prendidas á la blusa, pero de tamismatela y color que la falda. D.ª Ambrosía en– cerrábaseen su inmovilidad y mutismo hieráticos, resplandecientede brillantes, vestida de raso san– guíneooscuro, cubitrta de pesados adornos de aza– bachenegro y blanco. Materialmente ocupaba el centrodel salón, pero el.de la sociedad constituíalo, á su derecha inmediata, la marquesa de Gali-San– cho,á quien hacían corro la condesa de Torrejau– regi, las señoras de Lekuona, Arditurri y de otros primates conservadores. En el gabinete de la izquierda, D. Víctor, apoya– da la espalda junto á la chimenea blanca de már– mol,cuyas llamas le tostaban las pantor rillas, er– guíala cabecita vivaracha y simpática, sacaba el pe– cho afuera como un cadete, y ·se atusaba á menudo, conaire petulante, la barba á lo Enrique IV, mien– tras los conservadores ortodoxos, por boca del con– de de Torrejauregi, le felicitaban declarando que ellos, siempre leales, se sometían á la decisión del Gobierno. El conde se expresaba sin arreos orato– rios, como hombre de gustos sencillos, exterioriza– dos hasta por su tonillo de aldeano basko. -Tod os somos unos: se borró la línea divisoria entre silvelistas-y montillistas; de un momento á otro vendrá á repetírselo á usted el que fué nuestro candidato,el conde de Zubiaur. No habrá en el Ayuntamientoconcejal más afecto á la persona de usted. Lekuona se ha brindado á la presentación, y tambiénle acompañará la condesa, que desea cono– cer á la señora y señoritas de Alzaga. D. Víctor, hombre de pasiones moderadas, inco– loroen sus cualidades y defectos, no guardaba ren-