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· A. CAMPIÓN . . 149 -Inventaremos el gas; vaya si lo inventaremos! Pantaleón Iturria permanecía callado, buscando una frase de protesta que no ofendiese á los demás amigos. Por Iri goyen no le importaba. -Guzirako-dijo,-usted quiere engordar á Ja- yápolis con el visio. D. Juan Bautista no había admitido nunca la be– ligerancia del popular mote. Por eso sus amigos ni en los ratos de joviál expansión se lo daban. Bar– kaiztegi Je cortó la réplica, temiéndola desabrida. -Vicio? Es fácil aplicar un nombre feo á lo que, en resumidas cuentas, es el aspecto menos impor– tante de la cosa . Fíjate, Pantale6n; Easo comenzó por ser una playa modesta, adonde concurrían ba– ñistas de nuestra Gipuzkoa y de Nabarra, Aragón y Rioja. Aquél fué el período provinciano, por de– cirlo así; los bañistas, sin pretensiones de lujo, for– maban con nosotros familia; traían los bolsillos bien repletos de centenes y onzas de oro, y va– rias de las fortunas que hoy campean se edifica– ron entonces, gracias á las viñas y al trigo de los huéspedes. El ferrocarril, el derribo de murallas, produjeron sus naturales consecuencias; se levantó la nueva ciudad, elegante, lujosa hasta cierto punto, y creció la clientela, una clientela lujosa y elegante al respective, que eclipsó á la .otra. La aristocracia, concurrente asidua á Biarritz, por atracción de la emperatriz Eugenia, compartió sus preferencias con nuestra primorosa Concha; después vino la corte y nos pusimos el penacho ... Este ese! segundo período, el nacional; ha dado de sí cuanto cabe; tocamos á su cúspide. Pero hay otras cumbres detrás , y nues– tro buen amigo Irigoyen, á quien tanto debe la se– gunda época, se propone inaugurar la tercera, la época ó período internacional. Otros hombres, á sus años se tumbarían á la bartola, sobre los laureles ... Él prefiere la vida activa, la lucha. De todas suer-
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