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148 LA BELLAEASO ¡Competensia á Monte-Cario! competensia á Osten– de! competensia al Cairo! Jay ápolis siudad de in– vierno, Jayápolis siudad de verano, Jayápolis siu– dad de entretiempo! La más fresca, la más templa– da, la más limpia, higiénica, nueva y á cordel, del globo! Guerra á las nubes, guerra á las lluvias, gue– rra al noroeste! Un premio de 200.000 francos al que invente la manera de secar la atmósfera: no llo– viendo, sin más, se marcharán los aldeanos. Por patrona de la siudad, Nuestra Señora de la Risa! La respiración anhelosa de Guzirako, cansada por la perorata, pidió unos momentos de silencio. El labio inferior, trémulo , trasmitía su trepidación á la barba, luenga, canosa y rizada. Los "perros sabios., se comunicaban sus impresiones, casi unánimes:– "Está elocuente.,,-"Es un hombre genial.,, Juanito Insausti , penetrando en el espíritu del speech, gritó con aire de desafío: -Menos monjas y más cocotas! Pantaleón Iturria, apoyadas ambas manos sobre la mesa, extendido el cuerpo hacia Guzirako, colé– rico el rostro, de ordinario apacible, pronunciaba palabras que no se oían. Levantóse del asiento, y cojeando se acercó á las vidrieras de la rotonda, para dirigir una mirada al barrio de los pescadores. -Me roban á /z urun-gimió.-En un zortziko de "adiós,, te ofreceré el homenaje de mi alma! El general, irónico, cuando se aplacó el alboroto, fingiendo suma formalidad preguntó: - Irigoyen, por qué no contrata usted al doctor Ox? Con su admirable gas oxihídrico la ciudad es– taría siempre alegre. -Le contrataremos, si se puede; voy á tomar nota;-respondió Gu zirako, que no tenía noticia de la novela de Julio Veme. Barkaiztegi le puso en autos, y se desbordó el buen humor: Irigoyen con– testa ba á las bromas, diciendo:

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