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CAPÍTULO QUINTO I . UÉ el notición del. día, y aun de toda la se– mana. Los cuatro periódicos diarios pu– blicaron en telegrama de última hora que . :' el nombramiento de alcalde de J ayápolis, · á favor de D. Víctor de Alzaga y Zubion– do, había sido firmado por la Regente. Desde la subida de los conservadores la provi– sión del cargo era un pequeño enigma local. Así es que la noticia sirvió de sabrosa comidilla . Los socios del Casino secaron su saliva á fuerza de comentários. En las mesas no quedaba un pues– to vacante. - Yo siempre he creído que llevaría el gato al agua D. Víctor, - dijo sesudamente el cachalote á los "perros sabios,,. J uanito Insausti comenzó á estirarse la barba y se rió irónicamente . -Tú siempre asiertas después que susede . An– tes, antes ..... - Te equivocas ..... No sé por qué meneas esa barba de color de fuego, como para meter espanto ... ya sabemos que no quema. Antes he dicho. Mira: