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A. CAMPIÓN 133 D.ª Constancita, contentísima por haber desem– buchadocuanto se proponía, encomendó á las pro– pias reflexiones d~ la andre y á las respuestas de Yanetala terminación de los aproches que causa– rían la rendición de la plaza. -La hora de bajar á la taberna!-dijo en bas– kuenze á la andre, absorta en sus contradictorios pensamientos.- Yo, pobrecita de mí, subo á la ha– bitación,á permanecer sola con mis penas, pensan– do en mi Guadalupechu! Ingrata! abandonar á su madrepor un cualquiera! Temo que no he de cos– tumbrarme á vivir sin ella. Al cabo habré de irme á viviren su compañía. Ay, andre Joshepa! ésta sí que será vergüenza y pena de otra clase para una mujer honrada! VI No fué necesario que la andre dirigiese ninguna clasede preguntas á Yaneta. La rozagante y fresca– chonaalduidesa intimó mucho con los Zubeldias. Por la tarde, después de la comida, se llevaba con– sigo á Tomasha y juntas se ocupaban en labores de costura. Antes de oscurecer bajaban y hacían media hora de tertulia. Daba gusto ver á la antigua criada de Guzirako, tan limpia y peripuesta, recubierto el moño por la toca diminuta de seda azul, linda pin– celadade color vivo sobre la cabellera rubio-ceni– cienta, á la moda basko-francesa. Risueña, cantari– na, locuaz, agradaba la novedad de su dulce dialecto bajo-nabarro:nuevo excitante á escuchar sus histo– rias de Bayona, Burdeos y París, donde había ser– vido. Comparando casas á casas brotaban natura– les las alabanzas á la de Guzirako: nadie habría puesto tacha ni á su espontaneidad ni á su sin– ceridad.
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