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128 LA BELLAEASO íntegra la historia del caso, donde ella representó uno de los primeros papeles. Callóse contra toda su voluntad D. 3 Constancita, hasta que reconocien– do en Pierre al cochero que las llevó á casa de la Ramona, se descargó en parte del peso insoporta– ble, refiriendo á Guadalupe el suceso y achacando la indiscreción al criado. "Hablan~o se quitan las penas.,, La profunda y sana filosof,ade esta frase, mventada y de continuo repetida por la mamá sin ventura, obtuvo justifica– ción completa la tarde del visiteo. Suspiros, lágri– mas, lamentaciones y ponderaciones de vergüenza durante la primera media hora; y luego los comen– tarios, las historietas, las anécdotas, los cuentos de antaño y hogaño, la crónica escandalosa de laciudad, exhumada, al hilo de semejanzas y analogías, en inacabable asociación de ideas. Al despedirse efu– sivamente, sacaban la consecuencia: Easo, con su lujo y diversiones, está podrida: qué tiene de par– ticular el caso de Guadalupe? Mal de muchos, con– suelo de sabios. D.ª Constancita llamó á la puerta de los Zubel– dia antes de la venida de los obre ros, hora en que la andre bajaba á la taberna. Durante la tarde Pa– chika sola atendía al despacho. Preveía una conver– sación descolorida:- "estos caserotes no me darán ninguna notisia; qué saben ellos de cosas de la siu– dad! aunque supieran tampoco me dirían; iUf1son tan reservaos!,, Pero llevaba ella su idea y se pro– ponía aprovechar la ocasión. D.ª Constancita pronunció su frase acerca de la "chica pródiga,, y ordenó á los ojos que soltasen las aguas de sus fuentes. Parecíase á Guadalupe. Apagadas la viveza del rostro y la chispeante picar– día de los ojos, -borrada casi la naricilla en la am– plia redondez del rostro colorado, asemejábase poi la obesidad á una bola que no puede rodar i

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