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A. CAMPlÓN 127 de Jachica era excelente. Las comadres no se atre– vieroná preguntar otras cosas, pero se comunica– ron entre sí la conteste observación de que doña Constancita,habladora irrestañable de las que nun– ca esquivan diálogos largos, prosiguió su camino despuésde la monda respuesta. Por la noche los pisos y habitaciones diversos resonaron con rumo– res, trasunto de la verdad muy fantásticamente des– figurada. El tercer día estimó D.• Constancita insostenible el disimulo, y como quien publica un acontecimien– to de familia,entierro, boda ó bautizo, visitó á las vecinaspara enterarlas del caso y gemir aparatosa– mentesobre su desventura. -"No quería desir nada por si la chica, tocado el corasón, se volvía chica pródiga,,.-Con estas pa– labras comenzaba el relato. Fuere ó no de índdle personaluna noticia, en cuanto interesase mantener– lasecreta causábale tormento semejante al de un pu– fiadode carbones encendidos que no pudiera soltar la mano. La estancia de la "bella,, en casa de la Ra– monaZubikoa, ignorada de todo el mundo, excepto de Mr. Pierre y ella, la desasosegó durante varios meses:notición inédito, interesante, sabroso, impre– visto,cuya luz disiparía las sombras de inexplicables morriñas y dolencias.-"Qué tendrá esa?,,-pregun– tabaGuadalupe, al comentar en familia la postración de Tomasha. Y siendo tan fácil la respuesta feha– ciente,¡haberla de callar! Divulgarla era reñir con los Zubeldia, cerrarse la puerta de tan simpáticos vecinos. Andre Joshepa, mujer iracunda y enérgica, sueltade lengua y manos, inspiraba miedo. Y por encimadel interés y temor se levantaba la dificul– tad de dar la razón del dicho; testigo de oídas, al– canzaríamenos crédito; testigo ocular, le caería en– cimamuy mala nota. Además, en ningún caso se li– braría de ésta; por afán de represalias, contarían

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