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A. CAMPIÓN 111 algose diría en las esferas adonde no.. alcan?a la averiguacióndel pobre aldeano! La debilidad acaso Je volvíapesimista. Recordó las palabras sarcásti– cas de Ajarte: "valores cubanos... qué demencia! La colocacióndel dinero será el castigo de usted,,; re– cordóasimismo la inesperada declaración de Guzi– rako, de muy mal agüero, por lo visto:-"Yo no le he aconsejado: ¡se lleva uno cada chasco!,, La barra de acero de la cavilación le perforaba los sesos, se los volvía de abajo arriba, como las púas de una la– ya hubieran podido hacerlo. Ah! los malditos pape– luchosblancos, garabateados de colorines, en que trocó insensatamente las paredes de la casa, los ár– boles frutales, el ganado de reja, las vacas lecheras, los cerdos glotones, la tierra, pegadiza á las plantas de los pies y á la tela de los pantalones, que se le metíapor las narices en forma de efluvios al empa– parse de lluvia y cuando la fecundizaba eJ estiércol; la tierra sólida, estable, inmóvil, constante en sus amores, mesa de la vida, cama de la muerte! Los malditospapeluchos revolaban delante de sus ojos, comobanda de cuervos siniestros! Era D. Telesforo hombre grave. Cabía que sin ton ni son le alarmase, ahora sobre todo que nece– sitaba reponer las fuerzas? Si el médico recelaba que la gula persistiera, buena receta le había empu– jado para cortarle el apetito! Ni comer, ni dormir! A la husma siernpre de noticias, haciéndose leer los periódicos por Tomasha, la mejor deletreadora de la familia;interrogando á Lajumera, tan al tanto de la cosa pública; abiertos los oídos á todos los rumo– res de la calle, era un temer y penar continuos. Co– rría el mes de Diciembre, y según las noticias diplo– máticasde la Conferencia de París, el vencedor se mostraba implacable: España perdería Cuba, Puer– to-Rico,las Filipinas; cargaría con la deuda antilla– na..... Los partidos clamoreaban responsabilidades y

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