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A. CAMPIÓN 1O1 -Una de las dos, la que no se asuste de la san- gre, con la jofaina, á 11;i lado. . -Yo no,- murmuro Tomasha;- me da nuedo ..... Irisarri le dirigió una mirada burlona de sus oji– Ilos chispeantes, perdidos en la masa de su cara curtida,que parecía bajar hasta mitad del pecho por el fleco lacio de la sotabarba . -No sólo el traje, sino también los melindres de las sefioritas? Situándose á la derecha, sujetó Irisarri con la pre– sión del sobaco izquierdo la mano de Martín, y com– primió circularmente el miembro superior derecho de éste. Puesta de relieve la vena mediana torácica, apoyó los dedos libres sobre el antebrazo, metió la punta de la lanceta en la vena, y la retiró agrandan– do el agujero con un movimiento de báscula, al le– vantar el corte. -Ric a sangre !-exc lamó contemplándola salir.– Andre J oshepa de mi vida, usted no debe de tener precio para el engorde de animales. La andre, por experiencia, sabía que las bromas de D. Telesforo eran de buen agüero, anticipación de un pronóstico favorable, y asintió con su son– risa al cumplimiento del médico. La sangre corría libremente. D. Telesforo, al pa- l recer, no atendía á su cantidad; pero no quitaba ojos á la cara de Martín, cuya rubicundez iba cediendo el puesto á una palidez por momentos más intensa. El enfermo abrió y cerró los ojos varias veces y ejecutó con el cuerpo algún pequeño movimiento. -Bast a- dijo Irisarri;-el estado comatoso cede. Desprendió la ligadura, aproximó los bordes de la herida, lavóla, aplicó sobre ella una compresa, y tomando la venda la cruzó y dió vueltas en forma de número ocho. Entonces llegó f'achika con las medicinas. Martín se iba despejando, aunque muylentamente.

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