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A. CAMPIÓN 89 -A mí, señora Josefa, se me figura más fácil sa– ber las cosas de fuera que las_de dentro. El rostro de la andre expresó una incredulidad absoluta, que no se aquieta con negar el asentimien– to sino que además se ríe de la especie increíble. ·-ca, hombre! eso no puede ser. Está usted de bromas, ó..... -Entendámonos; no me refiero á todas las co– sas, sino á algunas, por ejemplo, á las que se hacen de ocultis de la familia. -No comprendo de bultis qué quiere desir ..... -Pues mire usté, las cosas hechas por una cria- da, á escondidas de los amos, ó -por una hija, á es– condidas de los padres ..... Perico miró alrededor para asegurarse de que estaban solos, y en tono confidencial añadió: -Me juego el pasapán á que usté no sabe lo que hace los domingos la Tomasha ..... -Pasear!-replicó andre jo she pa, con asomos de disgusto . · - Pasear, sí! Pero usté no sabe ni por dónde ni con quién. -Malos paseos , ó así, son?-preguntó la andre, descubriendo su alarma. - Usted sabe? -No es lo peor que yo lo sepa, sino que lo sabe Jayápolis entera: han hablado qe ello los periódi– cos; no le digo á usté más . Andrejoshepa tiró el trozo de media y el ovillo de lana. El recelo, la sorpresa, la inquietud se re– torcían por sus gestos. -Pedróricos? qué importa á ellos, si anda? Di– sen que anda mal? Josus, josus, Josus bendito! La gente pa erreir de nosotras. Ya callan, pedróricos, por otras; oh! cuando yo era lavandera, ya les ha– bría contao historias, si querían poner! Modas nue– vas son esas; berriisus, zikiñzales! Yo qué les he hecho, así gente hondrada pa deshondrar?

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