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86 LA ~ELLA EASO -Perfectamente: cómo y ceno aquí, me gusta la cama cerca. La habitación donde viví con la perra de Florentina me provoca náuseas. Yo necesito ol– vidar los malos ratos; el sitio donde tantos me die– ron me los recuerda todos. -Sí, sí, ya entiendo: bizi berri, loku berri. -No me venga usté con ris-ris, que me deja en ayunas. -Por qué no se aprende usted una mediajita de baskuenze? Mejor nos entenderíamos. - Si me toma usté por yerno, .sí ! Lajumera se fijó mucho en el rostro de la andre, por si aparecían los mismos signos de mal disimu– lado disgusto que marcó la primera declaración de proyectos matrimoniales. Alguna sombra veló los ojos de la andre, y alguna contracción de labios in– terrumpió el mariposeo continuo de su sonrisa, pe– ro un indiferen te no los hubiese percibido. La re– pugnancia, ó era menor ó ·más cauta. -A la hija tend rá usted que desir; aquélla y no yo ha de casar. Esta frase la pronunció andre j oshepaen tonoeva– sivo. Perico la interpretó como una atenuación de la firme hostilidad primera. Vislumbró la esperanza de que al fin le admitiesen á libre plática, por lo menos. -Iba usté á decirme, sin duda, que me había en- contrado habitación? · -Sí, sí; en un sitio! Mentira parese; no asertará, no..... casoalirares ..... Aproposch, aproposch ..... ayer se vacó: hoy tomao. Arriba, en quinto piso; á la fren– te de D.• Constansita; esq uierda. Alegre; sol, cuan– do hase; pequeña, como pa hombre solo; limpia; tampoco cara . -Señora Josefa, vale usté un Potosí! me · causa verdadera alegría! Cerca de ustedes, sobre la taber– na donde cómo y ceno, donde se reúnen los com– pañeros y amigos! Ni con candil.
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