BCC00R49-5-16-1700000000000000410
84 LA BELLA EASO VII Desde la fuga de Florentina, Lajumera comía y cenaba en la taberna "Al valle de Loyola,,. Rogó á andre Joshepa le buscase una habitación barata, en la misma calle ó en otra vecina. Con este y otros encargos de poca monta fué captándose la buena voluntad de la andre. "Es una mala cabesa, pero un buen corasón,,, solía decir ella, trastornando la ver– dadera correspondencia de los términos. El lenguaje de Lajumera, antes procaz, obsceno, maldiciente é impío, usado á guisa de propaganda continua contra las enseñanzas católicas, fué lim– piándose poco á poco de sus más escandalosos re– sabios; no pulsó tanto la cuerda tremebunda en las conversaciones socialistas y omitió sus peroratas en alta voz dentro de la taberna, pretexto á los más denigrantes epítetos lanzados sobre los ricos; redú– jose á difundir "el nuevo evangelio,, de hombre á hombre, en la intimidad de las mesas ocupadas por tres ó cuatro compañeros; comprendió que las exa– geraciones y las posturas tribunicias le desacredita– ban ante los Zubeldia.-"Se vuelve usted más me– jor,,-declaraba, riéndose, andre J oshepa.-" Peor,, -rectificaba él entre dientes. El lunes inmediato á la boda de Mr. Pierre y Ya– neta cenó Lajumera junto á cuatro operarios de la "Gran Serrería Mecánica,,: frases suyas, por otros compafieros denunciadas, le dieron á sospechar que el odio al patrono entre aquellos no marcaba los grados prescritos. Por meterles la sonda y tocar la úlcera de la infección burguesa quiso cenar con ellos. Ingenuamente, á las pocas preguntas descu– brieron sus sentimientos íntimos. Arzelus, el patro– no, era hombre buenísimo; citaron rasgos que lo
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz