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82 LA BELLAEASO -Boda!-exclamó Guadalupe, interesándose en la noticia. -Sí, la de una doncella de casa de ese que di– cen Guzirako, la cual doncella, ó lo que sea, estuvo sirviéndole muchos años . Era muy guapa, y aun le dura el buen ver entre jamones; el tipo de ésta– dijo señalando con el pulgar de la derecha á To– masha-alta, rubia, pero muy inferior; ésta es co– mo el premio gordo de Navidá. Pues la dicha don– cella ha contraído matrimonio con Mushú Pierr, el cochero del mismo Guzirako. El burgués les ha soltado guita para que monten una cochera y se ganen el garbanzo alquilando cestas y landós. Di– cen que el viejo es el padre de todas sus criadas guapas, y les busca novio y las casa : dicen que es el hombre que ha llevado parte en más bodas. Una risa maliciosa recorrió el círculo formado al olor de las dos amigas. -Ello es que hoy Mushú Pierr y la Yaneta– también ella es de Francia, montañesa de Bayona -tras los alcahuetes latines convidaron al consa– bido banquete. A algunos de los concurrentes se les ocurrió perfeccionar la curda. Entre ellos · hay tres .ó cuatro franceses que están bailando cuadrillos á estilo de Pa rís. Da risa verles; ni los monos del Re– tiro hacen mayores porquerías. El ruido de las piruetas cesó de pronto: -Se paran; qué es eso? - gritó Lajumera con– trariado:- Marchons , marchons! Del grupo de los bailarines se apartó un joven, sudoroso y jadeante . -Est aba picando mi caballego solo! N·o había apersibido les dem.oiselles. Es baile pa hombres solos ú otra clase de muqueges. Pardon. Respect aux mascottes, vous sav ez! Tomasha y Guadalupe aprovecharon el revue lo

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