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80 LA BELLAEASO quiere ·es ·enredarse, ponerm e en un cuarto. Sabe una lista de chicas de nuestra clase que viven enre– dadas. Que haga lo de ellas, me dise; que lo pasaré muy bien ...... Leonardo es rico, gene roso ..... Oh! yo me enfadao ; no sé si nos volvere mos á reunir ..... Tambi én me da pena deja rle. Algunas amigas del taller me riñen porque trato con señoritos ..... Ellas, con artesanos; ¡pero tampoco se casan aquéllas! Todos tos hombre s son unos cochinos, todos andan por to mismo. Los artesanos quieren vivirse como los señoritos; son unos señoritos sin dinero. Hoy ·en día el dinero es el amo del mundo. Et enojo de Guadalup e era tan vivo que no se acordaba de preguntar á Tomasha por sus cuitas, visibles en el semblante. Toma sha, interiormente, comparaba el proceder de los dos novios . El azar parecía divertir se trocan– do las parejas, ponierdo á unos en el lugar de otros. Ella acababa de renunciar voluntariamente á la si– tuación que encendía los anhe los de Guadalupe. Luis menospreciaba los propósitos de Leonardo. En aquel momento, el único remedio á sus penas hubiera podido venir de un trastrueque imposible •de intenciones. Esta convicción la avergonzaba. Guadalupe reparó de nuevo el rostro de su amiga. - Bella!-exclamó, -se te escapan las lágrima s... Qué te ha sucedido? Ya noté antes ..... Habla; yo te cuento mis cosas-añadió en tono de reproche. Tomasha permaneció sobrecogida, sin imaginar respuesta que explicase el inocultable rompimiento y no const ituyese una confidencia íntima. Guadalu– pe, sin proponérselo, la sugirió: -Será eso de los periódicos que me ha contao Leonardón ..... -Sí, sí; eso, eso;-respondió Tomasha presuro- samente;- la familia, un gran disgusto ..... él, claro, me deja..... tampoco en mi casa querrán .....

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