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A. CAMPIÓN 79 piel,de las opulentas formas del cuerpo Joven~sano y robusto, de los ojos, deslumbrador es a traves de las lágrimas,ardientes porque parecían negros, sua– ves porque eran azules, en quie.nes la noche puso su misterio y el día su refulgencia, de tanta ternura y pasiónjuntas desprendíanse efluvios embriagan– tes que socavaban los propósitos de Luis, ya cuar– teadospor la compasión. Iba á dejarse vencer ..... Un motivo de amor propio, absurdo, injustificable, cuyo recuerdo le había de humillar después, le re– frenó:la idea de que el seductor de Tomasha no era un aldeano,'sino un señorito como él, con quien se codearía mil veces y que, en secreto, se mofaría de su candidez! VI Estabaobscureciendo; ni tiempo ni ganas tenían de llegarse hasta Lizar-iturri. Procuraron serenar– se y componerse el rostro. Junto á la tapia del ce– menterio alcanzaron á la otra pareja. Parecía de muymal humor. -Hoy no hemos estado en la fuente-dijo Gua– dalupe.-Aquí traemos sin tocar la merienda. Volvieron á la ciudad puestos en fila, esforzándo– se por mantener una conversación baladí. En los arrabales, como de costumbre, Luis y Leonardo se retiraron. Al quedarse solas, la misma pregunta apareció en los labios de Tomasha y Guadalupe: "qué es eso?,, Guadalupe fué quien contestó: - Hemos armao una pelotera!..... Yo le he dicho que así no estamos bien, que es preciso casar..... Oy! cuántas burlas me ha hecho! Que no volverá al paseo conmigo, si le aumento de eso..... Él lo que
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