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60 LA BELLAEASO Gran Timba se reirá á mandíbulas batientes. Se vengan de mis crónicas "La guerra en Jayápolis,,. Pasan delante de mi objetivo, clas! disparo el obtu– rador y sale el retrato, hablando. El globo del patrio– tismo se desinfló; la tregua de las pasiones políticas .se hizo añicos; ahora los campos se deslindan de nuevo. Los dinásticos temen á la continuación de los desastres; los antidinásticos la desean. Unos y otros rabian por el fracaso del veraneo: la corte no vino, las casas no se alquilan, los comerciantes no venden, la timba padece de anemia: ahí, ahí duele! Sueñan con la escuadra volante de Sampson y el bombardeo de Easo, real sitio: el apocalipsis de las patronas! Mi invitación en el último Gaii-Chori, á que substituyan la bandera de España por el tapete verde, fué una tira de piel arrancada á la desver– güenza jayapolitana. Se han vengado! no importa. Por la tarde, á la Gran Timba y cara de mármol! Si suspendiese mi visita cotidiana, computarían doole la pateadura. Yo les retrato tal y como son; ellos me calumnian. Dios ve los corazones; cuando suene la hora yo les mostraré el fondo del mío. Luz salió del cuarto mal impresionada.-"julia tiene razón; mi hermano es capaz de casarse con cualquiera.,, II La semana pareció interminable á la impaciencia de Luis; más que otras anteriores, también fatigosas por su lento decurso. La hermosura obtenía la vic– toria que suele; las ideas y los sentimientos de aquel se lo prepararon y depararon completo. Veíase prendido en las mallas del "amor pasional,, cuya génesis y efectos tan cumplidamente le había ense-

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