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A. CAMPIÓN 53 no sabía de letra. Hay una crucecita á la cabeza: ·gazmoñas,hipócritas, barraganas, rancheras del Sa– ~radoCorazón! Y á seguida, por mano ajena, dice... ::, Perico saltó las primeras líneas, que decían: "Se 3 ootómi pobre fuerza de resistencia; se agotó mi r~signación; no soy nadie · para ti; me abandonas sin conceder una mirada compasiva á mis sufri– mientos;me desatiendes; la mayor parte de los días sufro hambre; sospecho que quieres matarme de tristeza é inanición.,, y comenzó la lectura por las dos últimas, leídas con acento melodramático: "Pe– dro, no me busques. Te perdono el mal que me has hecho. Me alejo de los hombres para acercar– me á Dios.., Cuando leí la carta, señora, creí que se desplomaba el techo sobre mi cabeza, que se abría la tierr a y me tragaba. Al fin pude llorar y me eché en la cama de Florentina, dando besos á la al– mohada. ¡Claro es que teníamos nuestras cosas, nuestras disputas, como todos los matrimonios! Pe– ro tan larga vida común no se rompe sin que se lastimeel alma! Yo seguía llorando, sin atender al chismorreo de Asunci: que vinieron dos señoras en un coche de punto, que vestían así..... soltó el nom– bre de una de ellas, una beatona de Satanás! Yome sostenía con las manos la cabeza que se me agrie– taba de dolor y de rabia..... sí sí, de rabia también... Dejarme de ese modo! Me he gastao el jornal en medicinas y consultas; quejándose siempre! un ge– nio de basilisco!fea, vieja, repugnanre..... ¡Despre– ciando á otras compañeras, deseosas de arrimarse á mí! Andre Joshepa se santiguaba sin cesar, desaho– gando su sorpresa con breves exclamaciones. Al findijo:· -Esas arrimaas, tarde ó trempano ....-. usté no quiere comprender, pero esas no son mujeres bue– nas;usté debe casar ahora, pero casar.....

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