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52 LA BELLAEASO que son aún clericales en aquellas montañas donde se toca la sombra de Loyola; y á éstos, ¡las barbas sandungueras de Jud as me valgan! los hemos de enchiquerar en sus sacristías y explanar el campo de la emancipación social.....,,-Estas y otras co– sas le dije á la parienta, que no me replicó nada ni me afeó la conducta, y quedó, al parecer, confor– me con su duro, que le eché sobre la mesa pa que pasase bien .el día y no se privase de nada..... Ynos despedimos como si tal cosa, sin que yo oliese la traición que iba á hacerme ..... Estuve en Basalde; les expliqué la explotación del hombre por el hom– bre, el programa de la justicia social..... Aquellofué entusiasmo, patrona! me sobaron á abrazos y no hubo clerical que se pusiera delante. Comimos en el prado, bajo los árboles, y bailamos con las com– pañeras, que eran otros tantos cachos de solidari– dad meneándose! En fin, que me volví, satisfecha la conciencia, orgulloso por haber ar rimado otra pie– drecita al palacio futuro del proletariado univer– sal!..... y cátate que cuando subo, hará una hora, la escalera de mi casa, al encuentro me sale una ve– cina, la Asunci, que habita en la bohardilla, la cual, digo, en su media lengua, porque es de las del sa– gardúa cerrao, me dice:-" La sefiora no ha vuelto todavía.,,-"Cómo-preguntoyo-ha salido de casa, ella que apenas se puede mover?,,-"Es que ha ido en coche,,-responde la curiosona de Asunci, y principia á darme pormenores. Yo, sin hacerle caso. sintiendo que me metían un berbiquí por dentro del corazón, subí de cinco en cinco las escaleras ..... Era cierto, era verdá! De Florentina, ni la cola! la cama, deshecha! limpias de ropa las perchas! Prin– cipié á correr por los cuartos, vuelto loco, como quien busca lo que sospecha no ha de encontrar ..... Sobre la orinalera noté un papel blanco!Aquí está; toque usté el papel tan fino de la carta; Florentina

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