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A. CAMPlÓN 49 artículosperiodísticos y las declamaciones tribuni– ciasle habían abierto. Dueño de la situación, sus conatos ·se endereza– rvn á establecer una disciplina fér rea, una subordi– n:Jción absoluta, descartando á todos los elementos díscolos y refractarios. Actualmente nadie pensaba ni obraba por cuenta propia. Fuera funcionaba el régimenautocrático; dentro del partido, las formas dc:mocráticas: aquél era el cuerpo, éstas la sombra. Lajumera, á modo de general, iba de mesa en mesa, conversando con unos y otros. Después se acercóal mostrador. Martín, soñoliento, despacha– ba vino á los pocos parroquianos que no querían cenar. -Hola, señor amo, mala luz! Esas bombillas se cansaron; parece que tienen itericia, según amari– lleanlos filamentos. . Martfn hizo un gesto de indiferencia. Demasiada era la luz para lo que á él le tocaba ver! Cada día el aburrimiento producido por la vida sedentaria era mayor. El carácter se le agriaba. Andre joshe– pa no se atrevía á mantener discusiones; su · ma– quiavelismode obsequiarle con suculentas comidas resultaba, tal vez, contraproducente.-"Claro!-lle– gó á pensar andre Joshepa - está como los bueyes que comen mucho y no trabajan; se desfogan pe– gando coces y metiendo las astas.....,, Pretendió in– troducir un régimen frugal de comidas; Martín re– clamóimperiosamente contra la dieta. El médico, cuando visitó á Tomasha, señaló un peligro impre– visto:-"AI amo me Jo están ustedes cebando, y Je va á dar una congestión. No se pasa impunemente de las habas y berzas á la carne; de la pitarra y si– dra, al vino; del trabajo, á la holganza. A qué diablos han venido ustedes á la ciudad? á que la hija se vuelva neurasténica y paralítico el padre? Dios hizo el campo para el aldeano, y el mar para los '
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