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48 LA BELLAEASO Mientras subían lentamente la escalera, preguntó Guadalupe: - Qué te ha paresido aquél? Simpático, verdad? -Parese muy bueno..... me ha tratao como á se- ñorita..... las manos muy quietas..... Dise unas co- sas!..... á veses no le é'ntierido,y me . alcuerdo de lo que dijo aquella, la Thorrothei: que está un poco choroa..... -As í también dise el mío; el baskuense y de– más que le han guillao..... Qué importa? Es un ca– ballero..... El mío anda por divertirse! Ah! si yo es– tuviese en tu pellejo, más querría! Está animoso á casarse contigo: ¡figúratetú! á mí misma me dijo! Las dos amigas, á su vez, se separaron, despe– chada Guadalupe, y Tomasha enternecida por una emoción que, llenándola de alegría, le provocaba no obstante ganas de llorar. Acordóse de Raimun– do sin ninguna ternura, y de haber poseído remi– niscencias bíblicas, le habría comparado al Queru– be que impide entrar en el Paraíso. II Como día de fiesta, la taberna "Al valle de Lo– yola,, estaba llena de obreros. Diversos grupos ju– gaban á la baraja. En todas las mesas se veían va– sos de vino y platos de comida. El vaho de aceite y pimientos, de tabaco y sudor era tan denso que sa– lía á la calle. Lajumera se dejó cosquillear por el orgullo, al re– correr con la mirada los compactos corros de com– pañeros. Las estrechas y rebajadas frentes de aque– llos hombres no daban cabida á otras ideas sino á las que él estampillaba.Tres ó cuatro huelgas bien dirigidas habían consolidado la reputación que los

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