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A. CAMPIÓN 45 Guadalupe y Leonardo, de bracete, muy encan– dilados, se asomaron á la puerta. -Estamos algo krak krak - declaró Leonardo,– sobre todo mi mujercita, que pertenece al gremio de kriskitin kraskitin, arrosa klabeliTí; ahora em– pezamos el viaje de novios, bajo la luna de miel, formales, muy correctos hasta que llegue la noche . -Y cuando llegue te quedas solo-replicó Gua– dalupe, desasiéndose del brazo de su pareja y ha– ciéndole palmos de narices . .Sacó su relojito y miró la hora. -Es tarde; los padres de ésa quieren que vuelva á oscuro! La bella, por más que hago yo, siempre será caserota . Apenas entramos en un caserío olvi– da mis lecsiones. Cosa rara, y á ella le gusta más siudá, según dise! Pero aquello tiene dentro yle sale! - Qué bien discurre esta chicuela!-pensó Luis. -Sus observaciones coinciden con las mías. To- masha tiene el baskismo dentro y le sale; sí, le sa le. La naturaleza pugna con los gustos pegadizos. Con– flicto entre la voluntad y el intelecto, como diría el gran Schopenhauer! Guadalupe, impaciente, se volvió hacia la cocina y dió un grito :-Emakumia, berandu do! Se oyeron frases de despedida, y Tomasha salió arreglándose la falda. Dur aba la animación en su fisonomía. Luis se hizo cargo de que la nota ale– gre aumentaba la belleza del rostro, lejos de estar ligada á una estatuaria impasibilidad . Emprendieron el regreso por parejas. No habrían andado un cuarto de hora cuando Guadalupe, apro– ximándose callandito á la pareja de vanguardia, la sorprendió:-Sois unos grandísimos sosos. Así se camina.- Agarró el brazo derecho de Luis, el iz– quierdo de Tomasha y los eslabonó, retirándose tan de prisa como se había arrimado. Tomasha dejó abandonado su brazo en el de Luis,
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