BCC00R49-5-16-1700000000000000410
A. éAMPIÓN $ Aumentó su confusión, y echó á correr. -¡Padre, padre!-gritó desde el umbral, dete– niéndose nuevamente. El marqués se encogió de hombros, como dicien– do, "no entiendo el por qué de esa huída,,, y quiso retener á Tomasha, agarrándola de la manga; pero ~lla, recelosa ya del todo, se metió dentro de casa, cerrando la puerta con un brutal portazo sobre las narices del interlocutor. . -Qué arisca! La potranca está sin herrar, sea dicho· despreciando metáforas. Acerté; es guapa; pero muy guapa; pero muy reteguapa. Los ojos, hermosísimos, no negros, sino azul oscuro; las fac– ciones regulares, la boca fresca, y sin tacha el día que un cepillo desempañe esos dientecitos tan igua– les y bien plantados; sin tacha, asimismo, el cuello, hombros y pecho; la piel fina, "de andar al sol tos– tada,,, como dijo no sé quién; los pies y las manos, villanescos; ¡qué lástima! ¿Lástima? ¿por qué lásti– ma? Y á mí, qué me importa? Lo que me interesa es averiguar quién es el dueño de esta casería "con vistas espléndidas sobre el Pirineo y el mar,, . II Sonó penetrante chirrido, y cuesta arrrba, á la vera de los maizales, otra carreta se fué acercando. Brillaban al sol los rojizos lomos de los bueyes y el hilo argentino de sus babas, que á guisa de carám– banos pendían d_e las bocas rumiadoras. El boyeri– zo, á seis ú ocho pasos de distancia, tendida hori– zontalmente la pértiga sobre los hombros, por detrás de la nuca, y sobre ella apoyados los brazos, hasta las cejas calada la boina para amortiguar los rayos que el sol esgrimía, se encaminaba hacia la primera
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz