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24 LA BELLA EASÓ te, llegó á amarie un momento siquiera? se empa– ñó alguna vez la imaginación con el deseo de en– tregársele y caer en sus brazos?..... Media docena de veces, durante los preparativos de la fiesta, es– tuv ieron iuntos¡ Raimundo la requebraba al igual de otros muchos¡ ningún grado de intimidad se es– tableció entre ellos; eran relaciones cuyos gastos cubrían chanza s y bromas; hasta solía burlarse él de ella, corno sucedió en el episod io de las botas, y mortificarla á menudo con alusiones á los oficios campesinos..... Más simpático le era Guzirako, el viejo amable, generoso, jovial, que la obsequiaba con cartuchos de dulces, con saquitos de castañas francesas en confite ..... No¡ nunca estuvo enamora– da de Rairnundo ..... Cómo, pues, sin amor se le había rendido? Los reproches maternales acudían á la memoria: "tonta, tonta, cuán to se habrán reído de ti!,. Tonta, sí, entonces ..... pero tampoco tonta, sino embriagada por la fiesta, por las lisonjas, por ·1a sensualidad ambiente ..... Raimundo era el caza– dor al acecho, bajo el árbol, del pajari llo que re– volotea entre las ramas. ¡Cuán infernalmente se combinaron- las circunstancias: el regreso del padre, el cambio del traje!. .... Qué destreza la de Raimun– do para redondear y aprovechar la coyuntura ! frío, implacable como el cazador que dispara ..... T onta, sí, porque tonta es la que no ve las cosas antes de que sucedan . Una vez se comparó - antojándosele el símil tan gráfico que lo rememoraba de continuo -á una flor cuyo perfume recrea un momento y es lanzada en seguida á un charco de agua sucia ..... Ella, por lo contrario, solía guardar las flores sobre el pecho mientras conservan un resto de fragan– cia ..... Sin duda la propia de ella sólo era preciosa en el momento de arrancársela al tallo..... Lejos de amar á Raimundo, con toda el alma le aborrecía . El último término de la evolución pasional era el