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18 LA BELLAEASO se á medida que Guadalupe ponderaba el amarte– lamiento del galán. Una luz de esperanza se encen – dió en los ojos, extraños de color y hermosos de forma. Guadalupe no perdía uno siquiera de los signos de la resurrección: "Lo que yo supuse el primer día; cuestión de pantalones..... No habérse– me ocurrido estratagema de esta clase!..... Pero quién es él, ese oculto atormentador ..... ,,- Con áni– mo de averiguarlo, á quema ropa, dijo, dando fin á su breve soliloquio: -No te alegres demasiado pronto, muchacha, que no es el que tú piensas ..... Las mejillas pálidas de Tomasha se cubrieron de rubor; reaparec ió el abatimiento y del rostro se apoderó expresión nueva, producida por el despe– cho de haber se vendido en parte. Supuso que Guadalupe fingió la historia por sonsacarle. En vez de la esperanza flameó en los ojos la rabia. Apre– tó los labios como para cerrar herméticamente el camino á las confidencias. Guadalupe comprendió que no obtendría ninguna, voluntaria ni involunta– ria, pero quiso seguir el juego por si acaso. -Es otro; nada perderías en el cambio ..... joven, guapo, de familia muy rica ..... supongo que es ca– paz de casarse contigo, cosa que el otro ..... Me callo el nombre hasta que dejes de ser marmota ..... Ma– ñana á las once pasará por la acera..... Asómate, por c@mpasión, eh? Y sino, por curiosidad atisba á través de la cortinilla; á la noche, el nombre, si eres razonable ..... ¡No te acuerdes más del ingrato! Chi– ca, un clavo saca otro clavo! Y fingiendo no observar la mudanza de Tom a– sha, cuya pena iba sobreponiéndose al enfado, salió del cuarto riéndose.
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