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A. CAMPIÓN 267 timos. Si la cosecha de las demás corresponde, el éxito resultará colosal..... Y resultará, claro que sí; resultará..... El corasón de nuestro amadísimo pue– blo es muy grande! Imposible haiga otro..... Ningu– no le aventaja en amor á las grandes ideas: á la Pa– tria, á la Libertad..... Los comensales, puestos de pie, gritaron con en– tusiasmo:- "¡VivaJayápolis!,, Guzirako, agarrando á Tomasha por la barbita, cuyo hoyuelo acarició con el meñique, dijo: - Seamos justos, seamos galantes! Viva la bella Easo!Vivan sus bellas compañeras! Cuando las aclamaciones se extinguieron, Guzi– rako dió dos palmadas, y los camareros, de frac, comenzaron á servir las ostras. Era la primera vez que Tomasha las veía abiertas. La plasta informe le representó un salivazo verdusco pegado á la naca– rada valva y no le auguraba nada de bueno. No se atrevió á rechazar el primer plato; acaso los invi– tantes se ofenderían. Cuántas tomar? Se decidió por tres ó cuatro. Guzirako protestó: -Una dosenita, lo menos, pa prinsipiar. Esto, en su clase, es tan rico como una guapa .chica en la suya.-Bajando la voz, añadió en baskuenze:– Serás primerisa? supongo que en Lizardigaraiko– echea..... Pon, pon,· unas gotitas de limón..... Oy! en verso! Tomasha dió tres ó .cuatro vueltas á la valva; có– mo se comía aquello? de un tirón de dientes? se derramaría el agua; era mejor tirar con los dedos. Se disponía á ello, pero observó que Raimundo se valía del tenedorcito en forma de sarde diminuto, que Je recordaba los grandes del caserío, para api– lar helecho y amontonar fiemo. Muy delicadamen– te separó el molusco. Ese problema, y los demás que ocurriesen, estaba resuelto: observar é imitar, y en último caso, preguntárselo llanamente á Guzi-