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' ), · .: _, ...>'E' LA HELLA EASO vas de luz y sombra que el viento encendía y apa– gaba en el letrero formado por mecheritos de gas, á lo largo del gran balcón: VIVA LA ESPAÑA HEROICA DE SIEMPRE! La frase "de siem– pre,,, más directamente expuesta al viento, ya hu– racanado, del mar, padecía numerosos eclipses. Rodaron coches, sonaron cascabeles; un landó y tres familiares atravesaron lentamente por entre los grupos, que se extendieron en macizo y doble mu– ro, cosechando aplausos, requiebros, saludos, y oyendo, asimismo, algunas palabras obscenas y groseras. Al pararse los coches ante la puerta del Círculo, una voz anónima y estentórea gritó: "Chi– cas, mucho ojo con los yanquis de dentro: que pe– ligra la integridad del territorio!,, Advertencia que desató un estrépito ensordecedor de risas, exclama– ciones y silbidos. Al vestíbulo de Alaita.suna se agolparon los so– cios. Al presentarse la bella Easo y su séquito, rayó en delirio el entusiasmo. A una salva de aplausos sucedía otra; á una enhorabuena, á un apretón de manos, otra y otro. Los socios, en torno de las mu– chachas, se esforzaban por entablar diálogo con la que pudiesen: moscas zumbadoras que se precipi– tan sobre la miel. Tomasha no podía dar un paso, estrechada por el círculo de bulliciosos cortejado– res. Estaba enloquecida, embriagada por los mil in– cidentes halagüeños de su carrera triunfal; sentíase reina, ídolo, diosa. Representábasele la vida como un juego del placer y la ventura, como un encade– namiento de fiestas. Encendido por la hermosura de su cuerpo, el fuego de las miradas prendía en sus sentidos, hasta entonces durmientes. Las frases elesensual homenaje suscitábanle apetencias volup– tuosas, vagas, confusas aún, que buscan la vía de la realidacl ..... En aquellas deslumbradoras irradiacio– nes elela mnteria se iba obscureciendo el alma!