BCC00R49-5-16-1700000000000000410
A. CAMPIÓN 259 cortinajes y plantas del rico salón bañábanse en la luz deslumbradora de las lámparas; los pollastres, abandonando su retraimiento, aumentaban el nú– mero y la anim.ación de los grupos; Julia y Luz ser– vían el té en primorosas tacitas de Sevres ; las ban– dejas de sandwichs exhalaban el olor apetitoso del foie-gras; siempre se veían manos agarrándolas; D. 0 Ambrosía y alguna otra señora, "españolas ran– cias,,, según ellas decían, saboreaban el chocolate tradicional; varias personas hablaban á la vez; Luis oía las conversaciones sin escucharlas. Todos ponderaban la fiesta, la animación, el buen gusto, la riqueza de ella. De aquí naturalmente se pasaba al recuerdo de otras análogas que ponían hors concours la gracia que de Dios había recibido "el pueblo,, para organizar festejos, y sin transición comenzó el himno á Ja yápolis, la más linda, higié– nica, culta, limpia, hospitalaria y risueña de las ciu– dades de España; ciudad que se codeaba con las mejores del extranjero, y como playa de baños ha– bía eclipsado á Biarritz, Arcachon, Dieppe y Trou– ville, y eclipsaría, á poco que pusiese de su parte y utilizase la reclame internationale, á Monaco, Can– nes, Niza y otros puntos de la Comise, trop vantee. La Costa-Verde contra la Cote-d'-Azur sería el gri– to de guerra en los inviernos venideros. Un núme– ro de Le Figaro, que D. Fernando de Lekuona sa– có del bolsillo de su levitón diplomático, fué pasan– do de mano en mano. Traía una correspondencia donde se consignaba con todas sus letras que las modas de París tardan en llegar á provincias, en Francia, seis meses, y ájayápolis, ocho días. El elo– gio era exquisito, insuperable. Las señoritas no sa– bían cómo exteriorizar su entusiasmo. - Qué corresponsal tan salao!-exclamó Con– chita Artabe. - Ha visto usté?-preguntó D.ª Ambrosía, me-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz