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258 LA BELLAEASO do de que el amor "metafísico,, le reservaba un puesto, de héroe ó de víctima. Sí, le reservaba puesto, porque en su disposición á amar había de– positado el menosprecio á las mujeres que, en tér– minos corrientes, debían de él ser amadas..... Co– deándole charlaban varios ejemplares: frívolas, es– clavas de la moda, sacerdotisas de la diversión con– tinua, vanidosas, almas abiertas á todos los mias– mas extraños, cerradas á todas las fragancias bas– kas ..... ¡Ni siquiera Luz, la hermana predilecta, en– tendía de ese culto á la Patria! ¿La hora de beber el filtro de amor, el filtro de muerte acaso, el filtro del sufrimiento de seguro, ·porque la estructura so– cial interponía sus vallas, comenzaba á sonar re– pentina é inesperadamente? En aquella carroza car– navalesca, pieza de una Aesta aborrecible, ideada para aumentar el poderío y la gloria de los verdu– gos de Euzkadi, de los ladrones de su tesoro, la hu– milde aldeana prisionera, símbolo hermosísimo de la Patria, era además el amor presentido? Sin du– da el genio de la especie dictaba ya su consignia inexorable; pero no el de la especie anónima, sino el para él más irresistible, el genio de la especie euskara ..... Luis, pálido, sumido en su análisis interno, era blanco de curiosidad disimulada; ellas y ellos le mi– raban de reojo, se sonreínn imperceptiblemente. Salió del ensimismamiento por un leve codazo que le dió Luz. Aunque los demás se replegaron, per– maneció en el balcón, apoyado en la barandilla, de espaldas á la calle, siguiendo con los ojos los pre– parativos del té que iba á servirse en el intervalo vacante hasta el retorno del cortejo. Anochecía de prisa. A pesar de los gruesos nubarrones, cenicien– tos y negros, invasores del cielo desde la parte del mar, la atmósfera, cargada de electricidad, parecía uún más calurosa. l.Jos muebles, espejos, bibelots ,