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24-l LA BELLAEASO -Sí; tengo mue.has ganas de ver á mi Guadalu– pechu vestida de madreperla. -Tuya, dijiste?-preguntó Teodoro Barkaizteoi· _: de suerte que ..... -y completó la frase con ~~ gesto obsceno que dió risa á los amigos. -Mi amor es por lo fino, por todo lo fino y sen– . timental,-contestó Leonardo, molestado, no por el gesto ni la suposición, sino por el tono de incredu– lidad que latía en ella. - Silencio, Tenorio! -- ordenó Antón Mendiluce· -déjanos oír á tu hermana, que ahora abre su pi~ quito . Matilde Balda era conocida entre los militares que alternaban en la sociedad aquella, por el mote de "reina de las ardillas,,. Habían distribuido á las muchachas en dos grupos, atendiendo á la estatura, el de las ardillas y el de las jirafas; nombráronla reina, porque les parecía la más linda; así como "emperatriz de las jirafas,, á Julia Alzaga, no por– que ésta fuese el número uno del grupo, sino por su aire altivo y la mirada imperiosa de sus ojos negros. Los rasgos salientes de Matilde eran la risa y la movilidad: tenía las facciones incorrectas, salpimen– tadas por dos ojillos vivarachos, de color garzo muy claro y pupilas anchas ; al reírse , los dientes menudos resplandecían entre los labios purpu– rinos. -No lo echen ustedes á brorm1,-hay en los Es– tatutos del "Centro,, un articulo secreto que obliga á los socios á casarse únicamente con pescadoras ó caseras; éstas son las baskas de pura raza ..... .Nos– otras, las señoritas, ó somos maketas, ó nos falta poco..... Castigo á nuestro trato con ustedes y otros de fuera,- añadió, dirigiéndose á los militares. Lo del artículo secreto provocaba risas de incre– dulidad. Matilde insistía.

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