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236 LA BELLAEASO pido de tarde en tarde por algún comentario en voz queda. De pronto el grupo se agitó, los oficiales volvieron las cabeza~ ba~ia un -~ismo punto:- "ya vuelve Vargas; aqu1 esta,,- cl1¡eron. Un teniente muy joven y de porte distinguido se acercó, y sa– luclancl0militarmente, elijo:- "Mi teniente coronel la bandera á media asta es la bandera bizkaitarra. ' - "Badajo! á ellos!.,, Levantáronse tumultuariamen'~ te los militares; chocaron las vainas de los sables contra las sillas; rodó un velador por el suelo, que– brando copas y botellas, arrancando sonidos ar– gentinos á las cucharillas; levantáronse asimismo otros consumidores, y confundidos en uno militares y paisanos atravesaron, á paso largo, la Avenida, cruzaron el bulevar, penetraron en la ciudad vieja y llegaron á la plazuela de Lafuente. ·En el balcón del "Centro Euzkeldun,,, arrollada y á media asta y con crespón negro por corbata, veíase la bandera roja, verde y blanca. Al divisarla, el grupo lanzó estentóreos gritos de ¡Viva España! y se precipitó hacia la puerta del "Centro,,. El teniente coronel se detuvo en el umbral é hizo un ademán enérgico para detener á los asaltantes:-"¡Alto! -- dijo;- aquí no entran los paisanos; esta es cosa nuestra ... Agra– dezco la cooperación, pero desnaturalizaría el acto... ¡Capitán Retamoso, guarde usted la puerta! no con– sienta que nadie penetre; si fuere preciso defender– la á sablazos, ¡sablazo limpio!., Los paisanos retro– cedieron y se agolparon bajo el balcón del Círculo, apedreando el rótulo y denostando á los bizkaitnrras. Subieron la escalera oscura los oficiales, débil– mente iluminada por una bombilla eléctrica que hi– cieron aliicos. La mampara del "Centro,,, en el pri– mer piso, estaba cerrada; la echaron abajo de un empujón. El conserje, pálido, con la boina en la mano les salió al encuentro, diciendo:- "Señores, por Dios!.....,, Le cortaron la palabra con mil excla-
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