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A. CAMPIÓN 225 submarino.,, Los guasones hicieron correr la espe– ciede que Tomás Elosegi iba á representará "Pe– rico entre ellas,,, disfrazado de boya. Pero con Elo– seoi ó sin Elosegi nadie se permitía dudar de que elr,aquarium presentaría un aspecto admirable. El "Club,, había destinado á gastos una "campaña de timba,,,según el "promedio del último quinquenio,,. El '' Polo-Club,,, que aline!:jbaen sus listas de socios á los nombres más ilustres de la nobleza estival é inverniza, organizaba un "pequeño tercio de Flan– des,,, dechado de "reconstrucción arqueológica,,; el mandodel "tercio,, se lo ofrecieron á un joven, grandede España y socio del "Club,,, que residía en la corte y prometió venir á mandarlo y regalar la bandera del "tercio,,, bordada por sus hermanas. Otras sociedades, dentro de sus recursos modes- , tos, extremaban su buena voluntad. "La Artesana Easonense,, discurrió una comparsa de "salchichas yanquis,,. El proyecto pareció mal á varios y se enzarzaron recias polémicas: "nada de insultos ni provocaciones-decían;-esta fiesta es cosa muy seria; no la desnaturalicemos,,. Pero como "La Ar– tesana,, se había encariñado con las salchichas, y la cooperación de tan nutrido elemento popular con– venía mucho, transigieron los puritanos y se convi– no en que la comparsa de salchichas marchase á la cabeza y á cierta "honesta distancia,, del cortejo, como los gigantes y cabezudos en la procesión de Pamplona. A medida que se iban divulgando los detalles y pormenores, se acentuaba el contento pú– blico:nadie hablaba de otra·cosa. La prensa, en ga– cetillasy sueltos, y artículos de fondo, á veces, man– tenía la curiosidad y aguijoneaba el entusiasmo; la propaganda del flamante Eco de Guipúzcoa era for– midable: sus redactore s, monárquicos y republica– nos, trabajaban á porfía. La excitación contagiaba á los pueblos de la provincia, á los de las colindan- 1s
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