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216 LA BELLAEASO á las costureras, manifestó con un gesto que, aora- deciendo el permiso; se negaba á utilizarlo. "' - Pasaremos al gabinete si han de desirme co– sas ó haserme algún encargo..... - No es ningún secreto; me conviene que lo se– pan las señoritas, para que te hagan fuersa, si es presiso..... . -Esas tenemos? quieres susitarme una revolu– sión? habla! En pocas palabras enteró Guzirako á la Egilaz de la cuestación cívico-patriótica proyectada, de la carroza que costearía la Alaitasuna, y de la co– operación que á la fiesta podían y debían prestar las costureras : A lo último de su relato Guzirako bajó mucho la voz y pronunció .unas palabras al oído de la Egilaz, la cual miró de reojo á Tomasha y se sonrió. El arquitecto, concluida su revista de ins– pección, estaba ocupado en comérsela con los ojos. -Vamos á cuentas----dijo la Egilaz.-Aprobada la primera parte. Desde mañana dedicaremos dos horas á coser lo que haga falta: de seis á ocho. El trabajo termina á las siete; la hora extraordinaria .corre, como es justo, de mi cuenta. Están ustedes conformes en trabajar una horita más? Las costureras, por la vista se trasmitieron la conformidad;- - sí, sí!-gritaron varias voces. En se– guida se pusieron á cuchichear animadamente. Lu– cía, que era la más resuelta, puesta de pie, muy co– lorada y temblándole la voz, dijo: - Trabajaremos una hora más, y dos, si es pre– ciso; pero de balde, maestra, de balde! Queremos que se revienten los choriseros de Sicago. Somos pobres, pero el español pobre vale más que todos los millonarios de allí juntos! -Bravo, muchachas, bravo! ese es patriotismo, y generosidad y sangre del dos de Mayo en las ve– nas! Los periód icos referirán vuestro rasgo, para
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