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A. CAMPIÓN 213 -Cómo, mis dineros? - exclamó Tomasha, sor– prendida. - Jayápolis no es tan grande-prosiguió Eulogia -cuanto sería preciso para que las noticias no se divulgasen pronto. Tú no me lo has dicho, pero yo bien sé que tus padres poseen muchos miles de du– ros. Los hombres del día, chica, lo que buscan es dinero: no trabajar, fumar buenos cigarros, come r bien, ir al café, al teatro ..... Por supuesto, es prefe– rible que te busquen la bolsa ..... Nosotras, la ver– dad, tampoco somos mejores. Sabéis lo de Mari– J uana? -Qué es ello?-preguntaron Guada lupe y Lu– cía, á una voz, deteniéndose. - Quién es ésa?- añadió Tomasha. - Mujer, aquella morena tan salada que va á ca- sa de la Dolores; la que anda con lña si, que vive en el puerto ..... Hoy no ha estado en el taller ..... . - No-r eplicó Guadalupe. • - Esta mañana, temprano, muy temprano se casó. - Con quién? - preguntaron anhelantes Guada- lupe y Lucía. - Con un viejo rico, con D. Bernardo Sarasola, el dueño de la tienda de ultramarinos "Las Amé– ricas.,. -Bien que ha hecho-interrumpió Lucía, va– liéndose del idioma castellano;-así no tendrá que penar sobre la costura, enturbiándose los ojos ..... El marido viejo; le quitará testamento, morirá pron– to, y con los dineros de él, aunque ella se haya vuelto itsusi, no le faltará segundo marido, joven, buapo, pa olvidarse del primero..... ¡Qué callando andaba aquella! -Lo ves, Tomasha?-argumentó Eulogia con aires de triunfo;-todo el mundo es así: la bolsa de tu padre engolosina á tos hombres. Aunque fueses tan fea como yo, te andarían detrás.
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