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Á. CAMPIÓN 203 caras por carnavnles. Te acuerdas? En Sasieta, mujer!un domingo que se llovió y que vinieron los choros de biz kaitarras á armar gresca con su damboliTí ..... -Ah, sí!· -Recuerdas? -No de ti, pero ..... - Amí un amigo me dijo, enseíi::índote: "Mirn qué ederra esa!,, La ve1·dá,no pensé que tanto; pe– ro ahora te veo serca y así es: chica, muy guapa eres. Tomasha se ruborizó hasta las cejas y se sonrió complacida. Aquel mismo instante nació la amistad entre las dos muchachas. El taller de la Dolores y el de la Egilaz estaban situadosen la calle de Izurun, frente por frente, así es que iban y volvían juntas las dos amigas, á las horas de trabajo y de comer. Tomasha había venido innumerables veces á la ciudad:para llevar y traer la ropa blanca,. á menu– do; para servir el puesto de verdura en la Brecha, ele tarde en tarde; para contemplar algún festejo público,ciertos días; pero la ciudad no había entra– do en ella. El contacto era pasajero, externo, im– permeabilizados los poros á la infiltración de las gentes. El campo y sus labores, el caserío y su quietismo,el ambiente aldeano con la inmensa iner– ciade los hábitos tradicionales, produjeron un ser físico y moral maravillosamente adaptado; un ser en el que predominaban los elementos estáticos y los determinantes inconscientes. Hoy ó mañana habríacontraído matrimonio con un casero cual– quiera que á sus padres pluguiese, en primer tér– mino,y á ella no desagradara, en último, echándo– se sobre los hombros nuevas obligaciones, nuevas penalidadesy nuevas labores . Cultivar la tierra, la– var mucha ropa, parir mHchos hijos, marchitar su . /
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