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Á. CAMPIÓN Í97 gadosque convierten á las inglesas viejas en otras tantas grullas..... La anchura de los hombros delata á las abuelas que layaron la tierra, pero ese rasgo varonil lo disimulan cumplidamente, la más suave, armoniosa y elegante curva del arranque de los brazos y la más erguida de las actitudes; el dorso, escurrido y recto; hay en ese cuerpo gracia y vi– oor, amalgamados y fundidos íntimamente; las al– deanas de otras razas sólo fuerza y vigor expresan; el busto me hizo el efecto de ser un si no es corto, que es rasgo defectuoso, sobre todo si la contem– plásemos desnuda ..... Siseos, toses y exclamaciones acogieron á estas últimaspalabras. -Señores, hablo como artista, como correspon– diente de la Real Academia de San Fernando; no se deslengüen ustedes..... La esbeltez de la cintura, más que de sí propia, resulta de su proporción á la anchura de los hombros; interviene ahí un efecto ilusionistade primer orden: la elegancia, dentro del vigor, de la aptitud paridera. El pecho, opulento sin exageración, bien plantado y firme..... -Y armas al hornbro!-gritó el cachalote quitán– dose la careta que le sofocaba. - Que se la ponga! que s~ la ponga!- comenza– ron á gritar los del comité, imitando la grita de un tendido de sol, y no callaron hasta que obedeció . Elosegi. -Las caderas, anchas; el andar es de los que yo califico de costeños, es decir, ondulante desde la cintura abajo. Y hago punto final para que cada uno imagine y fantasee á su gusto el gran continen– te desconocido. En resumen: ella es una mujer de las que se ven pocas, y muy de nuestra tierra; le adorna la frescura del río en que se ha criado, la majestad de los montes que la orearon, la sereni– dad del valle que le comunicó todos sus encantos

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