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190 LA BELLAEASO Raimundo Ostolaza, el arquitecto, se situó á su lado. Guzirako le dirigió una mirada interrogativa y preguntó en voz muy baja: -Terremotera? - Terremotera - contestó el arquitecto, conven- cidísimo y entusiasmado. sin levantar la voz. Sus labios entreabiertos lucieron, entre la barba y el bi– gote negrísimos, la doble línea de sus dientes des– lumbradores . Guzirako se sonrió restregándose las manos, y . tras breve pausa dijo: -A ver, Merquelín, señor secretario, dé usted cuenta..... Merkel, hijo del cervecero alemán, conservaba el tipo germánico, avivado por la infusión ele sangre baska. Sacó del bolsillo un puiiado de papeles. - El pensamiento es bien acogido; habrá usted leído la prensa; excepto el periodicucho ele los in– quisidores, que se calla, los demás jalean el proyec– to y lo patrocinan. Las sociedades y círculos han contestado ádhiriéndosc y expresando la forma en que cooperanín; hay una excepción..... -Sí? -La que esperábamos, D. Juan Bautista: el Cen- tro Eusk eldun. Nos endilga un oficio, mejor dicho, una filípica ..... Mambisería é hipocresía revueltas! Q ··r, ?A . - UJen 1rnia. ver, a ver..... -- Luisito Alzaga. --· Demonio de chico!- exclarnóGuzirako, toman- do el papel que Merquelín le tendía, y Fué luego pasando de mano en mano. Cada uno de los lecto– res lanzaba su correspondiente frase. La nota domi– nante era: "nos revienta ése con sus lecciones de patriotismo basko!,, Merquelín prosiguió: -He formado la lista de las ofertas. Contamos con seis carrozas y nueve comparsas ..... La guar-

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