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A. CAMPIÓN 179 yesde la salchicha, lo que es habérsela con un pue– blo de caballeros, con un pueblo de héroes. --La escuadra, ¡á Nueva York! -Es tamos dec:::iídos,pero no tanto. Cuando al español se le sube la sangre á la cabeza no hay Dios que se ponga delante. Más ab>atidos que en tiempos de Napoleón ..... y sin e111bargo ..... - Le wrra111os la badana; le metimos en Fran– cia, á patadas ..... -Esos tíos tendrán mucho dinero, muchas má– quinas, mucho petróleo, muchos cerdos para fabri– Cflr embutidos; no basta, badajo! se necesitan..... -Y no los tienen, no los tienen! -A Nueva York, sei'iores; allí están las cajas re- pletas de dollars; la guerrn nos va á salir de balde! -Es un gusto! allí hay donde agarrar! - Guerra á los mercachifl es! á los marchantes sin honor! á los filibusteros vendidos al oro cubano! - A Nu eva York!... .. á la Florida! El revuelo era inmen so. Exclamaciones, apóstro– fes, gritos de burla, gritos de cólera, frases patrióti– cas, votos y ternos ensordecían. Todo el mundo es– tabade pie, .formando grupos que instantáneamente sedeshacían y rehacían; de los cuartos del juego, atraídos por el' estrépito, acudieron los jugadores metiéndose las monedas en el bolsillo. Elosegi, ase– diado á preguntas, se rcgodcnba en el diván, inmó– vil como una boya, pero con ínfulas de Neptuno que desata las tempestades. Apag~do por la distancia, desde el salón amari– llo llegó el eco de la marcha de Cádiz, tocada en el mngníficoErare! á puñetazo limpio. Restablecióse el silencio, un silencio solemne que imperceptible– mentevibra con la pasión que de nuevo estallará; todos aguzaron los oídos, inclinaron la cabeza hacia el suelo para percibir mejor, rodearon el pabellón de la oreja con la palma de la mano, doblada para
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