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178 LA BELLA EASO "Usted es muy joven; en esto yo sé más que usted y he de firmar el oficio.,.-El que nos mandaba no podía aprovecharse de la mentira, y no la trasladó al general. ¡Nos lucimos! Juanito Insausti, acérrimo antimilitarista, aunque por afecto á Pomés solía disimularlo, cedió á la tentación de exclamar: - No se han curado los militares de esas mañas· ya vimos lo que hisieron en la última sivil; le voy á contar un susedido que me consta..... Los tertulianos, interiormente, echaron á todos los diablos al narrador, que gozaba fama de latosoy lioso en el género narrativo. Pomés, siempre co– rrecto, se volvió para escucharle, sin perjuicio de alinear mientras tanto, en su bien surtida memoria, ciertos hechos de Pomp eyo y Napoleón, con los cuales demostraría que el arte de "hinchar el pe– rro11se practicó en todo tiempo y lugar. Pero la narración de Ju anito permaneció enzarzada en sus primeras digresiones porque el cachalote de Elo– segi, jadeante, rebosándole por los poros el ansia de comunicar el notición, llegó á la mesa y cayó sobre el diván crujiente, como una avalancha. - Saben ustedes lo que ocurre?-preguntó des– pués de tomar aliento y enjugarse el rostro amo– ratado. Callaron los "perros sabios,,; en las mesas próxi– mas guardaron los concurrentes el mismo silencio. -E l gobernador me ha dicho..... casualmente le he visto..... es muy amigo mío, no habrán olvidado; me ha dicho, notisia ofisial, que el embajador de los Estados Unidos acaba de entregar al Gobierno la nota, ultimalwn, ó como se llame. - Eso es la guerra! - Sí, la guerra á breve plazo. -Me nlegro! era hora. - Ahora verán los p'.íncipes del tocino, los re-
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