BCC00R49-5-16-1700000000000000410
172 LA BELLAEASO traer el disgusto, y la espetó de buenas á pri– meras . . -D iga usté, pa!r?na, a_qu~llahija guapa, qué se hizo? No la veo; a esa, s1, siempre lo mismo! Señaló á Pachika que, de rodillas entre charcos . de agua, casi de bruces, arenaba vigorosamente el suelo. De vez en cuando se acercaba, á cuatro pa– tas, al balde y retorcía el trapo para escurrir su agua mugrienta. A la pregunta, andre J oshepa explotó como un cartucho . De los dos propósitos de Lajumera, uno solo, el principal, iba á lograrse. -Vusté !'hora? Las nueve; entodavía no ha ve– niro. Las nueve en invierno... media noche! No ten– go dao otro encargo: que se evuelve fronto á casa. ¡Como si diría á la paret, ó peor! Desde que esta– mos viviendo en la kale, no sé, no sé lo que pasa: otra le parese! Las compañeras, ó así; no sé, pues... Aquí arriba, en el quinto tenemos una! Gualupe se ellama; hija de .viuda, buen mujer, pobre, pobre..... La Gualupe, si vería usted, anda vestira como la erregiña; pero pienso que pocas camisas tendrá aquélla! Y esa y otras, y las músicas y las difersio– nes le han entrao á la cabesa: shori-buru, shori -bu.– ru está! Andre jo shepa, más y más colérica, se desfogó en largas retahílas de quejas é improperios . -Por qué no la guarda usté en casa?- preguntó Lajumera, aprovechando diestramente un claro pa– ra ingerir su deseo. -Yo, lo primero, que aprenda bien á coser, á cortar, á planchar; después veremos lo que hase– mos. En alguna casa muy erríca ya meteré, ó sino, modisteria chiki, ó así, que ponga. La taberna no es pa ella, hombre! es necesario comprender: aqué– lla, muy guapa, los hombres no la dejan quieta un momento, y después de bebidos, mil porquerías di-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz