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A. CAMPIÓN 159 ·eando manteniendo á duras penas y á costa de ~cerbo~dolores el equilibrío, fué aproximándose, tendiendo las manos sec~s, hon"ibles de ver, _consus falanoes inflamadas, hacia los brazos de La¡umera. Pare~íaun insecto zancudo en las convulsiones del despachurramiento. - Ajá!-g ritó Perico, volviéndose con aires de triunfo·- un par de duros; no es mucho... Barata compr~n la entrada del cielo! - Ladrón!:- exclamó Florentina, poniendo en su orítoel acento de todos los agravíos que de aquel hombretenía recibidos;-me vas á robar la limos– nacon que me favorecen las almas nobles? - Símedices quiénes son ésas, cómo y por qué vi– nieron, y si piensan volver, renuncio á los alfonsetes. Yentre sus dedos negros, de fundidor, brillaban lasdos monedas de plata. . -Te lo diré. No por darte gusto..... por ver si se te cae al suelo de vergüenza la chata. Arrastrao, malastripas! cuántas perras de cupón me cortas á lasemana?Cuéntalas! quiero ver si .vomitas el nú– meropor el conducto del aguardiente ..... Aquí es– toyyo con un dolor de muelas en toos los huesos delcuerpo, clamando á Dios, arrinconaa, atenía á un rancho que ni los de la Modelo tocarían..... Tú comes y cenas en las tabernas, y derrochas el jor– nal con las golfas. Ancla!por eso conoces tan bien susolores: los llevas metíos en las garitas de la na– riz.Lo que buscas, encontrarme muerta de miseria unanoche, sobre la este ra..... Por eso me echao á pretenderquien me atienda, y han venío esas seño– rasde la Conferencia, á enterarse de si merezco la limosnaque ellas me quieren dar, en nombre de eseDios que es el excusao de tanta boca cochina..... Lohan\ 1 isto too..... entiendes? y han comparao mi cuarto vacío al tuyo, tan ap2ñadito. Sabes lo que he averiguaoyo, de.mi parte? ¡Mentira parece! Me lo

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